En efecto, el productor y dibujante de animación más grande de todos los tiempos es susceptible de haber nacido allí bajo el nombre de José Guirao Zamora, y lo haría en 1905, no en 1901 en la ciudad de Chicago como cuentan todas las enciclopedias. Al parecer todo comenzó en los años 40 cuando unos misteriosos hombres trajeados acudieron a visitar los archivos municipales, se dice que eran magnates de Disney, se dice que eran miembros del FBI. Ahí se fraguó todo, ahí comenzaron las habladurías.
Al parecer su supuesta madre verdadera se llamaba Isabel, Isabel Zamora, de oficio lavandera. Esta humilde mujer habría tenido un hijo con un importante médico, Ginés Carrillo. El apellido Guirao fue otorgado por otra persona para que Isabel pudiera bautizar al niño. La madre emigró a Chicago. De frágil salud y con dificultades económicas decidió dar el hijo en adopción a una acomodada familia de Chicago: Elias y Flora Disney.
El hermano de José Guirao Zamora, que todavía vive y de nombre Diego Carrillo de 79 años dice que no tiene ningún problema en que se le hagan las pruebas del ADN. En 2001 y con motivo del centenario oficial del nacimiento de Disney declaro lo siguiente al periódico “El Mundo”:
“Estoy cansado de decir que eso de que soy hermano de Walt Disney son
invenciones, pero, por lo que se ve, voy a tener que seguir desmintiéndolo. Lo
que sí le aseguro es que todo esto no provoca en mi nada especial. Ningún
sentimiento, ni bueno ni malo, ninguna emoción. Simplemente le doy la
importancia que tiene, que para mí es ninguna”
En el año 2005 el ayuntamiento, representado por su alcalde, Carlos Cervantes, solicitó la realización de un estudio fisionómico sobre una serie de fotografías para determinar si existe correspondencia morfofacial entre los rasgos de Walter Elías Disney y las personas que le acompañan (padres y hermanos) en dicho reportaje fotográfico, así como con el rostro de los españoles Ginés Carillo y Cristóbal Valverde. Siendo el resultado del mismo el siguiente:
“Aunque siendo dichas analogías compatibles con las de Walter Disney, el que no
se haya aportado el material gráfico necesario y suficiente para el estudio,
impide que se establezca una valoración suficientemente objetiva y científica
que determine concluyentemente en un sentido o en otro.”
Bonita leyenda... ¿o realidad?